sábado, 27 de diciembre de 2008

Jorge Arrate se reúne con el PC y anuncia presencia en convención programática de izquierda


"Tenemos que ir a la designación de un candidato único de la izquierda", dijo Guillermo Teillier tras el encuentro.


SANTIAGO, diciembre 27. El ex ministro Jorge Arrate (PS) se reunió este sábado con la directiva del Partido Comunista (PC), encabezada por su candidato presidencial, Guillermo Teillier, acordando participar de la convención programática de la izquierda extraparlamentaria de cara a las elecciones de 2009.

"Hemos acordado trabajar juntos en el programa que pudiera tener un eventual gobierno de izquierda en este país, y para ello, Jorge Arrate ha manifestado su disposición a participar en la convención programática que hemos convenido con otros candidatos: Tomás Hirsch (PH) y Alejandro Navarro (MAS)", resaltó Teillier tras el encuentro.

En esa línea, remarcó: "Tenemos que ir a la designación de un candidato único de la izquierda".

Mientras, Arrate confirmó su presencia en el encuentro programático -previsto para fines de marzo - agregando que se sumarán otros socialistas.

Hemos concordado también participar en la convención de programa. Nosotros hemos estado trabajando en materia programática desde hace ya varias semanas. Tenemos documentos, propuestas y vamos a participar junto con aquellos socialistas que están por reconstruir en Chile una opción amplia, por crear un nuevo referente popular y democrático, subrayó el otrora ministro.

En ese sentido, anunció que el lunes se reunirá con la comisión política de la Izquierda Cristiana.

Fuente: Terra.cl

viernes, 26 de diciembre de 2008

PROGRAMA PRESIDENCIAL DE JORGE ARRATE MAC NIVEN

EJES CENTRALES DEL
DEL CAMBIO DEMOCRÁTICO
DE LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL
DE JORGE ARRATE MAC NIVEN

Constatando que durante el proceso político instaurado por la Concertación desde los años 90 se han logrado avances significativos en justicia social, respeto a la institucionalidad y a las personas, modernización de la infraestructura del país, reducción de los índices de pobreza, recuperación de la dignidad internacional; y esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura derechista encabezada por Pinochet y sostenida por los integrantes de la actual alianza que apoya a Piñera, es necesario constatar también que la Concertación ha sido, en sus cuatro gobiernos, una buena administradora del modelo que privilegia al gran capital concentrado en muy pocas manos; al mercado como regulador de los procesos económicos, sociales y culturales; que fomenta la discriminación entre ricos y pobres y que excluye a los ciudadanos de toda participación política, salvo a las cúpulas partidistas que resuelven los conflictos por consenso, y en los que se imponen los intereses del gran capital, tanto nacional como internacional, en desmedro de las aspiraciones de las grandes mayorías que decía representar la Concertación en sus inicios.

Consideramos que la Concertación tocó techo y que urge que las fuerzas de izquierda y progresistas del país concuerden nuevos objetivos programáticos y amplíe la alianza social, de manera de producir una amplia movilización ciudadana que se haga cargo del déficit en cambio institucional y justicia social acumulado en los últimos años. Pretendemos una campaña presidencial que se transforme en un gran momento de reconstrucción del tejido social, de toma de conciencia del daño al país de un modelo neoliberal hoy en tremenda crisis, en síntesis, de reestablecimiento de una izquierda Allendista para el Siglo XXI.

Las ideas matrices que serán incorporadas al PROGRAMA PRESIDENCIAL DEL CAMBIO, encabezado por el Cº Jorge Arrate son las siguientes:

1.- Una nueva Constitución Política que fortalezca al Estado para el desarrollo de políticas que transformen la salud, educación, vivienda, previsión social, calidad de vida, de mercancía actual a derechos accesibles a todas las personas. Que recupere totalmente la soberanía sobre nuestro cobre, y demás riquezas naturales. Que sea capaz de reponer y fortalecer el tejido social: Capaz de eliminar la enorme asimetría hoy existente entre el campo del trabajador y el campo del capital. Un Estado regulador, promotor y agente económico que pueda impulsar medidas de inversión social y económica y generación de empleos; que establezca un nuevo Código Laboral y defienda equidad en las leyes del subcontrato. Que reconozca el derecho pleno del pueblo mapuche y los pueblos originarios; que garantice la vigencia absoluta de los derechos humanos; verdad, justicia y reparación ante las violaciones de ellos. En suma, pretendemos una Constitución que recupere para el Estado su rol fundamental de garante del bien común y no del privado, como hoy ocurre.

2.- Para construir esa nueva Constitución se requerirá llamar a una Asamblea Constituyente, para lo cual es fundamental construir la mayoría social que lo permita.

3.- Garantizar a las pequeñas y medianas empresas, generadoras del 80% de los puestos de trabajo, igualdad de oportunidades tanto en los mercados controlados hoy por las grandes empresas, como en el acceso a un crédito bancario no usurero.

4.- Creación de una AFP pública, con administración de los usuarios y devolución a los afiliados al actual Sistema de AFPs de lo que han perdido con la especulación financiera, pasando a un mayor control al Estado los procedimientos financieros de las AFPs y reestableciendo un sistema solidario en el financiamiento de la previsión social de los chilenos.

5.- Renacionalización del cobre y un nuevo estatuto de protección del medio ambiente. Desarrollo de una política de fomento a la elaboración de productos más sofisticados, con alto valor agregado. Nacionalización del agua.

6.- Construcción de un nuevo sistema impositivo, más progresivo y discriminativo.

7.- Creación de un polo de Empresas del Estado de Chile para la integración y externalización de empresas públicas, a fin de construir alianzas estratégicas para favorecer la integración regional entre los países de América Latina. Fortalecer UNASUR e ingreso pleno de Chile al Banco del Sur.

8.- Fortalecimiento de la organización sindical y de su capacidad negociadora.

9.- Establecer claramente la línea divisoria entre servidores públicos y ejecutivos de la empresa privada.

10.- Fortalecimiento de la democracia participativa a través de la participación social y la organización de base, generando las condiciones institucionales y entregando recurso para su funcionamiento. Inscripción automática en los registros electorales y voto voluntario.

11.- Modernización del Estado, fortaleciendo las regiones y comunas, elecciones de intendentes y consejeros regionales. Eliminación del presidencialismo exacerbado hoy vigente.

12.- Nueva legislación que reconozca la calidad de pueblo de las etnias originarias, que amplíe los derechos reproductivos de las mujeres y reconozca derechos civiles a las minorías sexuales.

13.- Construir a partir del Estado una nueva cultura, a través de un sistema de medios escritos, audiovisuales, de radio y electrónicos modernos y ágiles, que supere los nefastos valores individualistas, mezquinos y oportunistas desarrollados por los instrumentos mediáticos creados por los defensores del neoliberalismo y que son controlados casi en un 100% por ellos

14.- Sustentar esta PLATAFORMA PROGRAMÁTICA PARA EL CAMBIO en una amplia alianza de fuerzas políticas y sociales, que sea mayoritaria, que le de gobernabilidad al país y viabilidad al proyecto de transformaciones estructurales que se propone.

martes, 9 de diciembre de 2008

Jorge Arrate en la Prensa Nacional, La Nacion y LUN

Jorge Arrate demanda apoyo presidencial de socialistas

El ex ministro y precandidato presidencial del PS Jorge Arrate propuso ayer que la Concertación lleve dos abanderados para las presidenciales de 2009, uno de centro y otro de izquierda y demandó el apoyo de los socialistas para encabezar la candidatura de izquierda, ya que estima que el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, sigue poniendo condiciones para su postulación.

En esa misma línea, dijo que la Concertación y la izquierda extraparlamentaria deben cerrar pronto un acuerdo parlamentario para terminar con la exclusión.

Arrate planteó que la candidatura de Insulza continúa colocando condiciones. Mientras, "yo no pongo condiciones al PS, salvo que se haga parte de una opción de izquierda, como le corresponde". Además, añadió que el programa de gobierno que ha diseñado contiene los puntos fundamentales que aprobó el último Congreso del PS.

El ex ministro aclaró que, en principio, no está por participar en las primarias concertacionistas, hasta no conocer en detalle la modalidad que tendrán y su financiamiento.

Si bien, Arrate dijo coincidir con la línea general de las propuestas sobre reforma constitucional del senador y abanderado de la DC, Eduardo Frei, advierte que tiene otra perspectiva. "Somos partidarios de una nueva Constitución, no de reformar la que ya existe; somos partidarios de que esto se haga con un mecanismo más democrático, como es una Asamblea Constituyente", y además, dijo ser partidario de una Constitución que elimine el articulo 19, que impide que el Estado asuma en la economía las responsabilidades que debiera y se establezca la función social del derecho de propiedad,

Jorge Arrate presentó a quienes integrarán su comando presidencial, entre los que se encuentran el diputado PS Sergio Aguiló, el ex ministro Roberto Pizarro y el miembro del comité central y ex vicepresidente del PS, Carlos Moya. En la oportunidad, Arrate comentó que junto a este equipo aspira conformar un nuevo referente para lo que denominó como "nuevo ciclo político", ya que estima que "la Concertación ya no tiene motor de arranque ni acelerador para enfrentar este nuevo período".

FTE. La Nacion 09/12/2008

En formato Imagen subo la Noticia en Lun.com


lunes, 8 de diciembre de 2008

Porque Socialismo? Albert Einstein

¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que si.

Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no hay diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil por que la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de la historia humana --como es bien sabido-- ha sido influida y limitada en gran parte por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen. Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.

Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó "la fase depredadora" del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.

En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y --si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos-- son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.

Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: "¿porqué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?"

Estoy seguro que hace tan sólo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?

Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.

El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de éstos diferentes, y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto "sociedad" significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por si mismo; pero él depende tanto de la sociedad -en su existencia física, intelectual, y emocional- que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la "sociedad" la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra "sociedad".

Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido -- exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral ha hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.

El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.

Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos -- que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos -- en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es sólo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.

Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.

La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo -- no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción --es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional-- puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.

En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré "trabajadores" a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción -- aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es "libre", lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.

El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directamente o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.

La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de "contrato de trabajo libre" para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo "puro". La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un "ejército de parados". El trabajador está constantemente atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a ése amputar la conciencia social de los individuos que mencioné antes.

Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.

Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.

Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?